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Writer's pictureMarissa Galván

Definamos nuestros valores familiares

Updated: 3 days ago


Durante la época electoral, escuché a un candidato en Puerto Rico invitando a las personas a «votar por valores y no colores». Esta es una frase que suena poderosa y atractiva. Incluso, hay páginas de Internet diseñadas para ayudar a votar según los valores que marcan nuestras vidas y se habla de partidos que toman en serio o no los valores familiares de las personas. Sin embargo, muchas veces quienes se presentan como candidatas y candidatos limitan su discurso a valores familiares «de derecha» o «de izquierda» sin explicarlos con claridad. Cuando oí al candidato utilizando este llamativo eslogan, no pude evitar preguntarme: ¿De qué valores está hablando? ¿Está hablando sobre los famosos valores familiares, o está hablando de otra cosa?



Esta pregunta es, sin duda, sabia y válida. Como persona cristiana, entiendo que mis valores deben estar claramente definidos y basados en la vida y enseñanzas de Jesús. De lo contrario, podría cometer el error de votar por cualquier «Juan, Juana o Juane» que utilice términos ambiguos como «valores», «cristianismo», «conservadurismo» o «liberalismo». Saber cuáles son los valores que profesan estas personas es esencial para decidir si merecen o no mi voto.


A partir de mi estudio bíblico, estos son algunos de los valores más importantes que identifico en Jesús:


El amor

  • Amar a Dios y al prójimo: Jesús señaló que los mandamientos más importantes son amar a Dios con todo el corazón, alma y mente, y amar al prójimo como a uno mismo (Mateo 22:37–39).

  • Amor sacrificial y desinteresado: Cristo mostró el amor supremo al entregar su vida por la humanidad (Juan 15:13).


La compasión

  • Cuidar a quienes enfrentan exclusión: Jesús mostró una profunda compasión hacia las personas en pobreza, enfermedad o exclusión social. Sanó, alimentó y abrazó a quienes eran rechazados (Lucas 4:18–19; Mateo 25:35–40).

  • Perdonar: Practicó y enseñó el perdón, alentando a sus seguidores a perdonar como Dios lo hace con nosotros (Mateo 6:14–15; Lucas 23:34).


La justicia y la rectitud

  • Defender a las personas oprimidas: Jesús condenó la injusticia y la opresión, exigiendo equidad e integridad (Mateo 23:23; Lucas 4:18).

  • Practicar la verdad: Valoró la honestidad y la autenticidad en la adoración y las relaciones humanas (Juan 14:6; Mateo 5:37).


La humildad

  • Servir con humildad: Jesús modeló el liderazgo desde el servicio, lavando los pies de sus discípulos y enseñando que la grandeza radica en servir a los demás (Juan 13:14–15; Marcos 10:42–45).

  • Dependencia de Dios: Vivió en oración constante, confiando siempre en la voluntad del Padre (Mateo 26:39; Juan 5:30).


La paz

  • Promover la reconciliación: Bendijo a quienes trabajan por la paz y alentó la búsqueda activa de reconciliación (Mateo 5:9; Juan 14:27).

  • Rechazar la violencia: Nos enseñó a poner la otra mejilla y amar incluso a nuestras enemigas y enemigos (Mateo 5:38–44).


La fidelidad a la misión de Dios

  • Proclamar el Reino de Dios: Jesús dedicó su vida a anunciar la llegada del reino de Dios, un reino de renovación y restauración (Marcos 1:15; Lucas 4:43).

  • Obediencia a Dios: Se sometió plenamente a la voluntad de Dios, incluso hasta la muerte (Filipenses 2:8; Juan 17:4).


La inclusión

  • Dar la bienvenida a toda persona: Jesús acogió a quienes eran marginados, incluyendo a las personas consideradas pecadoras, recaudadores de impuestos y gentiles, extendiendo la gracia de Dios a todas (Lucas 19:10; Mateo 11:19).

  • Romper barreras sociales: Cuestionó las normas culturales al relacionarse con mujeres, samaritanos y otras personas excluidas (Juan 4:7–26; Lucas 8:1–3).


Estos valores nos presentan un Jesús que ama, sirve, perdona, abraza, no excluye ni odia, y utiliza su poder para sanar, nunca para destruir. Si estas características no están presentes en las personas que buscan servir en un puesto público, ya sea que provengan de la izquierda, derecha o el centro, entonces esas candidaturas no reflejan los valores que como seguidora de Cristo reconozco en mi fe.


Por eso, quienes seguimos a Jesús debemos preguntarnos: ¿Cuáles son los valores de las personas que pretenden representarnos? Si no hacemos esta reflexión, corremos el riesgo de votar basándonos en colores, prejuicios o intereses personales, en lugar de en principios. Y al hacerlo, perpetuamos las fobias, corrupciones y divisiones que Jesús vino a sanar.


¿Estamos realmente en la disposición de votar realmente por los valores de Cristo?

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